Una voz que ya se encamina por la difícil senda de la consagración en el panorama de la lírica actual.
Todavía recuerdo cuando ilusionada, pero sin conocer
muy bien el casting, me encaminé a ver en la Gran Vía uno de los musicales que
más me han marcado: Los Miserables. Tarareaba en mi mente las canciones con la
voz de Colm Wilkinson, o el más reciente Alfie Boe, sin saber que en unos
instantes iba a conocer a mi auténtico Jean Valjean .
La flecha mortal me tocó con la famosa canción Who am
I?" "¿Quién soy yo?", y me remató con el "Bring me
home" "Sálvalo", y en ese mismo instante supe que iba a seguir
el talento de Rauch durante toda mi vida.
Confieso que tenía mis reticencias por escuchar las
canciones en castellano, pero Jean Valjean-Rauch hizo el milagro, y me olvidé
de esos matices que pasan a ser secundarios cuando lo que prevalece es LA VOZ,
EL ARTE Y EL ARTISTA.
Tuve la desgracia de no verle en Jesucristo Superstar,
pues asistí antes del abandono de Miquel Fernandez, y siempre me arrepentiré de
dejar escapar esa oportunidad, pero sí que disfrute de sus filigranas en el
papel de Mary en Chicago, por eso, en mi consuelo me digo que todavía queda
mucho Gerónimo encima de un escenario, y sonrío tranquila.
Porque la vida te da momentos mágicos como la Gala
Lírica en el Auditorio con Rauch como tenor, imborrable en mi memoria, o los
conciertos con sus Póker de amigos.
Por todo ello, la ocasión que
no he dejado pasar ha sido la de ser testigo de su triunfo en el West End
londinense, allí Gerónimo conquista cada noche a un auditorio absolutamente
lleno y entusiasmado.
Allí cada noche, Mister Rauch,
se hace merecedor de todas las aclamaciones y los vítores que se gritan.
Este Jean Valjean ha conquistado El Queens Theatre, un teatro que es más
que un referente en la historia de los musicales, es la historia en sí, y por
él han pasado voces que han cambiado el concepto del musical. Era de justicia
que una voz como la suya,y un intérprete como él, llenase con su arte cada
rincón de dicho templo.
Porque eso fue lo sentí, noté cómo su voz llenaba todo
el Queens y matizaba cada palabra con la fuerza y calidez necesarias para
conseguir lo que Aristóteles denominaba "catarsis" (esa
liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital
profunda ligada con el sentimiento) , pero no sólo lo experimenté
yo, porque a juzgar por los aplausos y el entusiasmo condensado, el resto de
público allí reunido, también experimentó algo muy similar.
Y su arte continua en el West End londinense donde
llena cada día el teatro con su particular interpretación del Fantasma de la
Ópera. Su voz, llena de matices, nos acompaña en esa pasional agonía del
Fantasma y nos envuelve con el manto de los sentimientos durante toda la
representación.
Gerónimo Rauch tiene una voz imponente cargada de
fuerza, delicadeza y sensibilidad.
En ocasiones ocurre que te quedas enganchada a una voz
y a un arte, a veces sucede… porque a mí me ha pasado, y lo mejor es que hay
tanta carrera de Génonimo por delante, tantos escenarios por conquistar, que el
futuro se nos pinta maravilloso.
Fue el propio Victor Hugo quién dijo: "El futuro
tiene muchos nombres, para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos,
lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad", y yo le uno una
frase más: para los valientes que derrochan talento, es la gloria.