6 abr 2014

TEATRO: Dionisio Ridruejo, una pasión española. Sala Francisco Nieva en el Teatro Valle-Inclan


La historia de un desencanto entre las cadenas del opresor

Todo en esta obra está perfectamente matizado para nockear al espectador. Desde la temática, con sus removedoras aclamaciones, la escenografía acoplada con la movilidad de la trama, y por descontado el trabajo actoral en donde Ernesto Arias desnuda su alma y nos regala una de las más íntimas y pasionales interpretaciones que en la actualidad se pueden ver en nuestra tablas escénicas.

Leí antes de ver la obra, que quizá el espectador no estaba preparado para encerrarse en una sala, y volar en el tiempo con el álter ego de un Dionisio Ridrujo, poeta falangista y profranquista, que tras su participación con la División Azul en la contienda rusa, vio como se tambalearon sus ideales totalitaristas y cambió su discurso abogando por una España demócrata y liberal. 
Y sin lugar a dudas la obra noquea. Golpea, el discurso franquista, la antigua bandera, los ecos del "cara al sol", las soberbias interpretaciones de todos y cada uno de los actores, la llama que insufló Ridruejo en parte de su generación y el final agónico y "pseudodemente" de muchos de ellos, como el del Comandante Arenas que resume el arrepentimiento y el anhelo de poner sus esperanzas en jóvenes generaciones,  como el Capitán Alonso (un correctísimo Daniel Muriel), que tienen el poder, y el deber, de transformar la sociedad.

Tarde de teatro de calidad en el Valle-Inclán de la mano de Ernesto Arias.


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