A veces en la vida tienes sueños que crees que nunca se van a cumplir, es la ley de la existencia, pero los dejas ahí aletargados e intentas cumplir otros parecidos. Eso es lo que me ha pasado con John Owen Jones. Confieso que tengo todos sus discos, que los vídeos que he podido conseguir de los Miserables haciendo de Valjean los tengo trillados, y que me fui hasta el West End de Londres para verle como el Fantasma.
Por eso cuando me enteré del concierto que organizaba Casado en Barcelona, con Gerónimo Rauch otras de mis pasiones vocales, el orgullo Rauch como me gusta llamarle, me tiré de cabeza a la web para sacar las entradas. Saber que Gero cantaba en el Auditori fue suficiente para saltar de alegría y empezar a soñar. Sólo entonces me fijé que compartía cartel con Owen-Jones y sólo los hados saben la alegría y la euforia que me entró por el cuerpo. Tuve que leer varias veces los solistas para llegar a comprender que el sueño estaba muy cerca. Y más aún cuando ese sueño reúne a dos grandes de mi universo: Gero y Owen-Jones que iban a compartir escenario y ,si algo no fallaba, yo iba a estar allí.
Por eso cuando me enteré del concierto que organizaba Casado en Barcelona, con Gerónimo Rauch otras de mis pasiones vocales, el orgullo Rauch como me gusta llamarle, me tiré de cabeza a la web para sacar las entradas. Saber que Gero cantaba en el Auditori fue suficiente para saltar de alegría y empezar a soñar. Sólo entonces me fijé que compartía cartel con Owen-Jones y sólo los hados saben la alegría y la euforia que me entró por el cuerpo. Tuve que leer varias veces los solistas para llegar a comprender que el sueño estaba muy cerca. Y más aún cuando ese sueño reúne a dos grandes de mi universo: Gero y Owen-Jones que iban a compartir escenario y ,si algo no fallaba, yo iba a estar allí.
Y llegó el día 22 de diciembre, y tras una serie de avatares porque se puso muy difícil el viaje, viví el concierto en una quinta fila con la ubicación perfecta y totalmente centrada.
Y ya desde la primera canción cuando les vi juntos, el musical se convirtió en magia y experimente ese embeleso de los grandes conciertos. Y me dije: " Esto va a ser histórico".
Vaya chorro de voz melódico y articulado que tienen los dos, de esos que te llega a los más hondo y hasta, contagiada por la emoción, dan ganas de llorar.
Siempre quedará en mi memoria estos regalos de Navidad, en concreto ese Till I Heat you Sing de Gero, o su portentoso Gethsemani, y esa alarde sensacional de Owen con Love Changes everything y su hipnótico Fantasma. Eso ya se va conmigo.
Ha sido una maravillosa y brutal experiencia y sentada en esa quinta fila del Auditorio de Barcelona sólo puedo decir... Gracias y que se repita todas las veces que se pueda. Y mil gracias al director Casado porque sin él el milagro no hubiera sido posible
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