Dos días han sido suficientes para terminar esta novela. La historia era atrayente :un inhumano soldado alemán de la Segunda Guerra tiene que matar a sangre fría a una niña judía de siete años...pero cuando él le mira a los ojos...no puede. Y así comienza un viaje de supervivencia por la Bélgica ocupada. La historia engancha, sin dudas, pero a veces pesa más la película que una se hace antes de leer el libro, e imagina una historia que se se transforma en un "de lo que pudo haber sido y no fue".
Tiene pinceladas muy logradas pero la historia se detiene tanto, en un sótano repleto de personajes secundarios, que me ha faltado más drama y más acción.
Lo más gratificante es sentir como en las almas más grises y oscuras, hay espacio para agujas de luz y ternura. Un alma gris como el oficial Matthias redimido por la misericordia de René
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